miércoles, octubre 12, 2005

Stellium -©Livia Díaz-





Srellium©

Dos cielos opuestos se besaron ayer
uno el clarividente y otro consagrado con vino de la iglesia.

Farándula sin ropa y rasuradas teclas
en una música muda que se guía
por el diapasón del diablo.

Y en medio la nada de testigo.

Acorazada en su búnker artificial dibujando lo natural
de horizontal verticalista con guantes.

Originales esparcidos de un añejo asombro: Una mañana propicia
y ojos suficientes para leer mal lo que estaba bien escrito.

En medio crece sin censura el gigante de la incomprensión
con sus llaves de duda que abre
abre sin pedir permiso porque así pueden sus manos.

Y el paisaje enharinado se cuela por su destino
lo deja blanco, blando y oloroso, el polvo
no estaba considerado en sus presentimientos
para el sano juicio de todos los deudores.

Ambos cielos,
instalaron un asiento en forma de fe.
Cualquiera puede poseer sus atributos
ninguno sale ganando. La red que domina la gravedad los contiene
patas abajo con la cabeza al norte del algo que les guía.

Yo me opongo -dijo, sin ser escuchado
el único astro que quedaba de pie.

Y los pequeños seguían cayendo muertos bajos sus alas,
y del polvo el único Fénix
cada vez que nacía era domesticado.

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©Livia, Díaz, poeta mexicana, narradora de lectura y promotora oral. Dirige Microclim y el Grupo de Omnipoesía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sigue cayendo la misma lluvia ácida
derritiendo a su paso las líneas paralelas,
derritiendo la carne,
deshaciéndolo todo
hasta dejar desnuda la osamenta.

Y Livia sigue al descurbierto
sin paraguas
sin bunker
bajo la lluvia tétrica.

Al otro lado de la línea -paralela-
algún pasado abstruso la contempla.

¡Y que lejos quedaron las líneas asintóticas!