A Jorge Piña
La noche nos mostró su mejor sonrisa
sus dientes hicieron patinar la carne
Sólo ayer las estrellas de nieve
fueron espléndidamente negras.
La media luz de tu cara
apresuró los profundos augurios del reflejo.
Una flor levantó como una hoja a Minneapolis
flor capaz de contener toda la noche.
Se nos dijo día y noche intercambian sus promesas
Tú
labios iniciales
pechos de lágrimas
lecho mismo del torrente
aurora de las cosas.
Mirada casi inocente.
El deseo del abrazo
separó la miseria del lago y sus fulgores.
Eres luz que las sombras contemplan
por eso tienes nombre;
ahora entiendo porqué la luna llora
y el león canta imágenes incandescentes.
Todo acto poético es un acto de amor,
tienen por delante todo el tiempo.
Agáchate, pasando va la noche
No te vaya a rozar.
Mi Mujer
Mi mujer campeona mordiendo la espera
en una mañana de lluvia
Mi mujer sexo de arena que alimenta la espuma
Samurai de una iglesia lejana
mujer de oro que se pule al afilar una rosa
dolor inconsciente que come la ansiedad
de una manecilla rota
mujer de talco amarillo, de piel blanca y dientes
enrojeciendo las horas
Esta tarde la mirada se apaga con el grano de mostaza
Y la fe por cada montaña se deshonra
Mi mujer monumento que da fuerza al mito del hombre
Y su grandeza
ella despide olor a compromiso encontrado en una esquina
huele a años de infancia dormidos por las noches
madre de mis hijos, de mis nietos
sin complejo de Edipo te amo
no necesito doblegar la efinge para decirlo
Te Amo:
Cuando el silencio besa tus ojos
cuando te desnuda en poesía
cuando tu sangre desafía la sombra
cuando los huesos de tu raza te llaman
cuando la angustia duerme contigo
cuando te duele la nada
¡Oh! Mujer... mi mujer de sal y ágape
mi mujer de martillo y cereza de verano
mi mujer de traje de selofán
bañado en chocolate
mi mujer cuerpo de violín esperando los días
escondida en mis huesos cuando el deseo llama
mi mujer valiente como palabra ángel
soberbia como la palabra hembra
dulce como la palabra caña
intensa como la palabra sueño
alta como la palabra cielo
fiel como la palabra infinito
amorosa como la palabra lágrima
inmensa como la palabra abrigo
Esta es la mujer que todo sacerdote sueña
es la mujer que Mozart llamó música
suave como la palabra poesía
tierna como la palabra virgen
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Paráfrasis del texto
“Unión Libre” de Andrés Bretón
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