jueves, octubre 13, 2005

Oda a la Noche -©Joel Almonó-





Oda a la noche©

A Jorge Piña


La noche nos mostró su mejor sonrisa

sus dientes hicieron patinar la carne

Sólo ayer las estrellas de nieve

fueron espléndidamente negras.

La media luz de tu cara

apresuró los profundos augurios del reflejo.

Una flor levantó como una hoja a Minneapolis

flor capaz de contener toda la noche.

Se nos dijo día y noche intercambian sus promesas

labios iniciales

pechos de lágrimas

lecho mismo del torrente

aurora de las cosas.

Mirada casi inocente.

El deseo del abrazo

separó la miseria del lago y sus fulgores.

Eres luz que las sombras contemplan

por eso tienes nombre;

ahora entiendo porqué la luna llora

y el león canta imágenes incandescentes.

Todo acto poético es un acto de amor,

tienen por delante todo el tiempo.

Agáchate, pasando va la noche

No te vaya a rozar.

Mi Mujer

Mi mujer campeona mordiendo la espera

en una mañana de lluvia

Mi mujer sexo de arena que alimenta la espuma

Samurai de una iglesia lejana

mujer de oro que se pule al afilar una rosa

dolor inconsciente que come la ansiedad

de una manecilla rota

mujer de talco amarillo, de piel blanca y dientes

enrojeciendo las horas

Esta tarde la mirada se apaga con el grano de mostaza

Y la fe por cada montaña se deshonra

Mi mujer monumento que da fuerza al mito del hombre

Y su grandeza

ella despide olor a compromiso encontrado en una esquina

huele a años de infancia dormidos por las noches

madre de mis hijos, de mis nietos

sin complejo de Edipo te amo

no necesito doblegar la efinge para decirlo

Te Amo:

Cuando el silencio besa tus ojos

cuando te desnuda en poesía

cuando tu sangre desafía la sombra

cuando los huesos de tu raza te llaman

cuando la angustia duerme contigo

cuando te duele la nada

¡Oh! Mujer... mi mujer de sal y ágape

mi mujer de martillo y cereza de verano

mi mujer de traje de selofán

bañado en chocolate

mi mujer cuerpo de violín esperando los días

escondida en mis huesos cuando el deseo llama

mi mujer valiente como palabra ángel

soberbia como la palabra hembra

dulce como la palabra caña

intensa como la palabra sueño

alta como la palabra cielo

fiel como la palabra infinito

amorosa como la palabra lágrima

inmensa como la palabra abrigo

Esta es la mujer que todo sacerdote sueña

es la mujer que Mozart llamó música

suave como la palabra poesía

tierna como la palabra virgen

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Paráfrasis del texto

“Unión Libre” de Andrés Bretón


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©Joel Almonó, de San Francisco de Macoris (RD), poeta, teólogo angl¡cano

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